Educar nuestro cachorro, es fundamental, básico y podríamos decir que de primera necesidad. No hace falta esperar para empezar con las enseñanzas de obediencia y "buena educación" de nuestro perro. El mejor momento, es el primer día que llega a nuestra casa, para poner las cosas en su sitio, e indicarle lo que está o no permitido. Todo cachorro al llegar a su nueva casa, en la primera noche empezará con lloriqueos, lo cual es natural y lógico, al someterlo a tantos cambios en un solo día. Sin embargo aunque nos dé ternura debemos ser inflexibles y dejarlo dormir en el sitio que hemos destinado para él. Claro que debemos hacerle sentir que no está solo, Aunque este primer día sea un poco difícil, será peor, si se le lleva a la habitación, de la que luego forzosamente tendrá que salir un día, mas tarde o mas temprano, y los lloriqueos ya se pueden transformar entonces en sonoros y molestos ladridos, que serán mucho más difíciles de resolver.

Así como debe establecerse su lugar de reposo nocturno, también es necesario establecer lo relativo al uso de sillones, sofás y camas. Si en los primeros días de convivencia conjunta, se le toma en brazos y se sienta en sillones y camas, el cachorro verá esto de subirse a los muebles como algo natural, y los dueños deben evitar esta situación reprendiéndole desde el primer intento de ascensión, y mejor que esto, es no permitirle al cachorro, ni aún en brazos subir a los muebles, desde el primer día.

También debe ser cortado de raíz el ladrar, el morder, el atacar, y que el animal vea en su dueño, precisamente el que manda, no se debe caer en la tentación de dejar pasar una travesura con la excusa de que es pequeño y lo hace por jugar, muchos de los vicios cuando adultos, lo son debido a la permisividad cuando cachorros.
Se debe empezar con buen pié y pronto, la educación del perro, pues no hay que olvidar que un perro mal educado o mal adiestrado, es un firme candidato a ser un animal conflictivo tanto con los humanos como con sus congéneres. La educación debe realizarse sin maltratos, sin pegarle ni amedrentarlo, con firmeza en nuestras instrucciones y fijando lo que no se debe hacer desde el primer día, evitándose así males mayores.
Con amor podemos lograr que nuestro perro haga cualquier cosa que le enseñemos (sentarse, echarse, venir, hacerse el muerto etc) pero si no tienes paciencia lo mejor es buscar ayuda profesional.